viernes, 30 de marzo de 2007

Noche de antro y un poco de llanto…

Por: Fernanda Rocha
Todo empieza tal vez entre bromas o cuando te sientes feliz o depre, cuando estas aburrido viendo tele o chateando y de repente sala la idea de y ¿Por qué no salimos a bailar? O lo clásico ¡Hoy tengo ganas de emborracharme!

Al principio peleas al decidir el lugar porque a unos les gusta a otros no, otros no tienen mucho dinero y hay algún despistado que muchas veces no sabe ni llegar. Aunque es cierto, lo que hace tomar la decisión de ir a un lugar o a otro en ocasiones no es la distancia o el medio de transporte sino el bendito dinero ya que para ir a algún lugar y tomar lo que quieras y cuanto quieras necesitas por lo menos hasta lo de una semana para la escuela.

Después de ver el lugar, el dinero y el medio de transporte empieza otra de las grandes batallas, lo típico ¿y ahora que me pongo? ¿Que será mejor? ¿Se vera bien? ¿Cómo me peino? Y hasta el ¿Cómo me maquillo? Bueno hasta los hombres empiezan con esta batalla, se visten bien y se arreglan tanto o más que una mujer y todo esto porque hay un pensamiento o idea común entre ellos, la tan famosa frase…por si ligo.

Camino al antro o al lugar que vayas –porque puede ser un botadero o algo parecido- estas emocionada, feliz, sientes que esta noche es solo para ti y que no habrá nada malo, al contrario todo será perfecto.

Y bien llegas, entras, te sientas, empiezas a pedir, te das cuenta de que no solo estas ahí para tomar, la noche es larga y una excelente forma de hacerla corta y divertida es bailar, bailar hasta morir, como se dice hasta que el cuerpo aguante.

Pasando el tiempo el lugar se satura, empieza a hacer mucho calor, mismo que entre copa y copa va subiendo aun mas y no precisamente en el ambiente, también en tu cuerpo, alcohol, baile y porque no uno que otro beso te hacen ver todo movido pero no son ellos, eres tu quien ahora estas mareada pero con mas animo y ganas de seguir la fiesta.

El tiempo sigue pasando, las botellas se van terminando y tu te sientes mejor, mas relajado, mas feliz o mas triste, en ese momento puedes o estallar en risas y carcajadas o estallas en llanto, si, se te olvidaba que en ocasiones el alcohol no es tu mejor amigo, ya que te ayuda a recordar a ese desconsiderado.

Es hora de irse y lo mejor de pagar la cuenta, entre preguntas de ¿y porque tanto y ¿de a cuanto nos toca? La cuenta es saldada y bien vamos al coche, todos se suben donde pueden y como pueden -porque resulta que ahora somos mas de los que veníamos en el coche- porque la verdad es que las copas y el calor de adentro no se compara en nada con el frió de afuera y como no si son las 2:30 a.m.

Algunos de tus amigos o amigas empiezan a preocuparse porque tenían que llegar mas temprano a su casa, otros ya están dormidos, unos mas imaginándose desde ese momento las palabras de sus padres, otro va cantando y la que ya estaba llorando seguía en su mundo de lágrimas y sin parar.

Y bien ahora empieza otra de las tantas batallas del día, ¿a quien vamos a dejar primero? Pues lógico al que viva mas cerca pero resulta que el que vive mas lejos tiene que llegar lo mas pronto posible a su casa y bien así se pasa el tiempo hasta que todos por fin estamos en nuestras casas, dormidos y soñando con lo bella o lo fatal que fue esa noche y después de todo para decir ¡estoy lista para la próxima!






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