domingo, 8 de abril de 2007

Fe, devoción, calor y algo más....

Por: Fernanda Rocha.
Los pájaros empiezan a cantar, la luz del sol entra por la ventana, es de día, la voz de mi madre empieza a decir ¡es hora de levantarte, apúrate que se nos hace tarde!, cierto se me olvidaba que hoy es viernes, viernes santo como lo llama la iglesia y los fieles.

Lo más rápido que pude me bañé, me vestí e intenté peinarme, mi madre me sigue apurando, tomo lo que tengo más cerca, espero no se me olvide nada, bolsa, celular, llaves, cartera, es cierto y el dinero tengo que ponerlo en su lugar, que más ¡ah! es cierto libreta, pluma y sombrilla se ve que el calor será muy fuerte.

Salgo corriendo, para mi mamá ya es muy tarde, ¿segura de que quieres ir? Le pregunto y ella contesta muy molesta ¡pues si quieres quédate...!.Y empieza nuevamente mi carrera, llego a la puerta y salimos las dos a paso rápido, en cuanto salimos a la calle puedo ver que no hay gente todo esta solitario.

Caminando hacia la Catedral, puedo imaginar dos cosas, la gente esta en su casa tranquila y descansando -finalmente este día no se trabaja- o la gente esta aglomerándose en el atrio de la iglesia como sucede año tras año.

Al llegar a Catedral puedo darme cuenta de la cantidad de gente que esta ahí, desde niños de meses, adolescentes, adultos, y personas de la tercera edad, todos, en el atrio y sobre la calle de la 16 de Septiembre, la gente espera a que de inicio la “Procesión de Viernes Santo”.

Aquí todo inicia caudno poco a poco las imágenes van llegando, algunas con música, y con sus fieles que los acompañan desde su iglesia o capilla principal hasta Catedral camiando en todo momento.

Y bien vuelvo a escuchar la voz de mi madre, preguntándome que lugar será mejor para poder estar ante y durante la procesión - si, ya que todo se divide en iglesias o capillas, cada imagen que esta al frente tiene sus fieles, los cuales acompañan durante la procesión a la imagen- en ese momento me encuentro a una amiga que busca la misma iglesia que nosotras - La del Carmen- pero como ninguna sabía pues nos despedimos y nos dejamos.

La hora llegó, todo el proceso dio inicio con la llegada y las palabras de Monseñor Rosendo Huesca y Pacheco, haciendo alusión a los valores que tiene la religión cristiana, valores que no deben dejarse y que deben cumplirse para poder obtener el perdón y la salvación.

Después de darle todo una extensa plática a los fieles, les recordó que si acompañaban la procesión en todo su trayecto ganaban la Indulgencia plenaria - que viene siendo el perdón de tus pecados- y que para lograrlo completamente, solicitaba a los fieles que no comieran y compraran nada durante el trayecto hasta terminar, así como no hablar sino para contestar los cantos o rezos.

Al terminar de hablar Don Rosendo, empezó a caminar la procesión, los hombres y las imágenes dieron inicio a su largo camino.

Los primeros en salir fueron los jóvenes vestidos de franciscanos con la cruz guía, le siguieron los angelitos que eran los representantes de la pasión de Cristo, le siguió la Virgen de la Soledad, el Señor de Analco, la virgen del Carmen, el Señor Nazareno y finalmente el Señor de las Maravillas, claro cada uno con sus feligreses.

En el camino hacia la Iglesia de Guadalupe -en el Paseo Bravo- la gente iba cantando y rezando. Algunos iban platicando y no precisamente de la procesión, otros iban hablando por teléfono, otros regañando niños, algunos cargando perros o bajándolos a caminar, otros empujándose -ya que en algunas partes que había sombra la gente se pelaba por estar ahí- otros comiendo y comprando papas, galletas, fruta, agua entre otros.

En el camino había gente que por cansancio o por malestares dejaban la procesión, pero resulta que en lugar de caminar y alejarse en la esquina, preferían ir en contra de la gente y provocar aún más los empujones y los pisotones.

Después de aproximadamente 45 minutos -que a mí me pareció más- llegamos al Paseo Bravo, los sacerdotes encargados dieron la bienvenida a las imágenes y a las personas, al mismo moneto empezaron a dar el evangelio correspondiente a ese día, en el cual hablaron del dolor y del sacrificio de Jesús y del amor que le tiene a la gente.

Mientras el sacerdote encargado de proclamar la palabra de Dios hablaba, la gente empezaba a empujarse más y más algunos se salían o pedian salirse porque se sentian mal -y como no si la gente te apretó tanto que no se podía ni respirar- algunos intentaban salir pero avanzando más entre la gente, otros intentaban llegar a su imagen.

Después del sermón empezaron a desfilar las imágenes en el mismo orden que al salir de Catedral. Al llegar el turno del Señor de las Maravillas, la gente simplemente se avalanzó, empezaron los empujones, los pisotones, es más hasta hubo gente que se perdión, niños y mujeres, la gente simplemente avanzó con tanta fuerza que en mi vida había visto eso -ni en un concierto o algo- era algo increible.

De nuevo las imágenes iban a Catedral a escuchar las palabras de Don Rosendo y así poder acompañar a su imagen hasta su capilla o iglesia y terminar con la procesión, la cual año con año ya es tradicional en esta ciudad de Puebla.





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